Jesús la luz del mundo

Leyendo Las Sagradas Escrituras en el evangelio de según San Juan en el capítulo 8:12, Jesús hace la siguiente afirmación: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”

La verdad es que si uno hubiera estado presente cuando él hizo esa afirmación, parecería, tal como lo interpretaron los fariseos que estuviera exagerando, por decir lo menos. Sin embargo Jesús ante esta objeción les responde con contundencia en el versículo 14: “Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.”

Casi dos mil años después, sabemos que Jesús decía la verdad, porque la transformación que han sufrido millones de personas en su vida, a través de esos miles de años, así lo testimonian y yo doy fe de ello en mi propia vida.

Creo que lo que Jesucristo nos quiere enseñar en este pasaje, que así como él afirmo ante los fariseos que no sólo era su testimonio, sino que el Padre que lo envió también daba testimonio de él, nosotros debemos dar testimonio como cristianos que somos la luz del mundo, no sólo por nuestro testimonio, sino por el testimonio de Jesús, que nos envió a hacerlo.

Esta es la convicción que debemos tener como hijos de Dios, que no debemos dejar apagar esa luz que Jesús encendió con su venida a la tierra y enseñarles a las personas de la esperanza cierta, que resucitaremos en la segunda venida de nuestro Señor.

Sé que estamos viviendo tiempos muy difíciles en todo el mundo, abunda el libertinaje, tal como la aprobación de el aborto y el matrimonio gay, que aprueban los políticos en muchas países para no perder votos que los saquen del “poder”, sin importar las consecuencias devastadoras que tienen estas medidas en las familias y por ende en la sociedad en general. Es la hora de alzar nuestra voz como seguidores de Jesucristo, para oponernos a estas desviaciones de nuestra sociedad, que acabarán minando la célula principal en toda sociedad como lo es la familia.

Hay muchas personas que en su obsesión por buscar seguridad económica y social, están dispuestas a sacrificar los principios esenciales para mantener una familia unida y por lo tanto una sociedad más justa, tal como lo promete Jesucristo en Mateo 6:25-34, busquemos primero el reino de Dios y su justicia y todas nuestras necesidades serán satisfechas, no como queramos, sino como Dios lo disponga.

Que Dios los bendiga abundantemente.

Rodolfo Grössl Díaz.

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