Los errores en la vida

Voy a comenzar mi reflexión de esta semana con una paráfrasis de un pasaje de la Biblia muy conocido Juan 8:7, “Aquel de ustedes que esté libre de errores que juzgue duramente.”

 Todos hemos cometidos, cometemos y cometeremos, errores, y esto es así, porque no somos perfectos, sólo Dios es perfecto, Cometemos errores en nuestros diferentes roles de la vida: como padres, hijos, hermanos, tíos, primos, novios, amigos, profesionales, trabajadores, líderes políticos o espirituales, etc.

Nadie en su sano juicio, quiere cometer errores, pero lo hacemos; pero lo que más me llama la atención es que somos muy rápidos para emitir juicios duros sobre los errores de los demás, pero usualmente nos molesta cuando emiten juicio sobre nuestros errores.

Uno de los aspectos del ser humano más difícil de aprender a dominar, es poder reconocer nuestros errores y aprender de ellos para no repetirlos. Quizás se deba a nuestro ego; y posiblemente también a que pensamos que si reconocemos nuestros errores, somos inferiores a otros.

Creo firmemente que este es un aspecto de la vida que debemos corregir, para poder crecer como personas maduras y estables emocionalmente. El salmista David en el Salmo 19 titulado “Las obras y la palabra de Dios”, un salmo precioso que los invito a leerlo, en el versículo 12 dice: “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.”

Es por eso tan importante aprender a reconocer nuestros errores de manera natural, tanto para corregirlos, como para obtener una enseñanza de ellos que nos permita ser mejores en todos nuestros roles en la vida.

 Pidámosle a Dios sabiduría, para que aprendamos a reconocer nuestros errores sin dificultad alguna y de manera natural, porque es normal que los cometamos. Los dejo con los versículos finales de este hermoso Salmo 19:13-14 “Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. 14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Que Dios los bendiga abundantemente.

Rodolfo Grössl Díaz.

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